Crónicas de veterinario: Los gatos de Papantla
Este es la primera publicación de “Crónicas de veterinario”. Con este espacio pretendemos acercarnos a ustedes, compartiendo las historias más interesantes, graciosas, emotivas o especiales que vivimos a lo largo de nuestra amada profesión.
Me encontraba en mi clínica veterinaria y el día transcurría con normalidad. Entrando la tarde ingresa una señora con una pet taxi y dentro de el se encontraban dos gatos negros. Me comentó que se rascaban mucho los oídos y movían mucho la cabeza.
Como es rutina, debía iniciar con una revisión física y confirmar el diagnóstico con pruebas de laboratorio. Le pedí a la dueña de las mascotas que las sacara del transportador para poder examinarlas. Ella me respondió, “no!, me van a morder”. En ese momento sabes que estás en problemas. Si la dueña no los puede manipular, imagínate que me pueden hacer a mí. Dueños de gatos y veterinarios sabrán que son como ninjas, si existen atletas del reino animal, son los gatos, y que un gato enojado es peor que un perro enojado.
Como veterinarios, nuestro compromiso con la salud de nuestros pacientes y la salud humana nos hace tomar riesgos, así que antes de proceder me prepare con toallas para tranquilizar a los gatos y guantes de piel para manipularlos. Por supuesto que no entre a esta batalla sola, le hable a mi asistente para que me ayudara.
Todo paso en segundos, al abrir el pet taxi los dos gatos salieron disparados, sobre las paredes, muebles, mesa, corriendo por el piso y con saltos dignos de un campeón de parkour lograron llegar al abanico de techo que por suerte estaba apagado. Ambos gatos saltaron al mismo tiempo y con la suficiente fuerza para hacer girar el abanico. Realmente semejaban a los famosos voladores de Papantla. Mis problemas apenas comenzaban, el reto ahora era bajarlos para poder atenderlos. Lo logramos, pero no fue fácil, recibimos algunos rasguños.
Este tipo de situaciones no son tan extrañas en las clínicas veterinarias. Con esta historia podemos recalcar la importancia de socializar a nuestras mascotas y acostumbrarlas al manejo, un gato o perro enojado o agresivo puede ser muy peligroso y nos pueden lastimar. Por suerte esta historia tiene un final feliz, se les dio tratamiento a los pacientes y se aconsejó de cómo cuidar a los demás gatos para evitar contagios.
Historia de MVZ Arguelles Guzmán